Un viaje al horizonte (74 x 111 cm)

Mediría metro y veinte, un poco más, un poco menos. Acabábamos de llegar a Playa Caracolito. 

Me acerqué poco a poco a la orilla. Bajé la cabeza y vi mis pies cubiertos por agua. En el reflejo mi traje de baño naranja destacaba. Mientras se me hundían los pies en la arena, miraba el horizonte con atención, lejano, quieto e intrigante.

¿Qué hay allí? pensaba. El agua bailaba.

Barcos iban y venían. Una única promesa a la vista: movimiento.

Una niña inquieta. 

Ahora lo entiendo, el horizonte nunca está tan lejos. Con la barca apropiada lo alcanzas, pero debes aprender a darle su debido tiempo.