
Postal narrada de una boda en Caracas
Share
"25 horas al día, vida mía. 8 días a la semana, si te da la gana…” la gente se divierte y echan un pie, dos o tres.
Por ahí hay una tía moviendo los hombros de manera muy elegante. Y por allá veo a alguien que tiene como cinco tequeños en la mano y le digo, trae pa’ acá, no seas lambucio.
Unos invitados se toman su roncito. Yo prefiero una frescolita.
Llega María, siempre hay una María, y me dice: ¡Naguará* que bella está la novia! ¡Coño*, chama*, demasiado!
Epa, dejen el bochinche un momentico, apretújense ahí, vamos a tomarnos una foto con esta pintas pa’ la posteridá. ¡Si, va!
Empieza la hora loca, alguien me da un collar de luces y un pito. Empieza a sonar la Macarena. -¡Maricaaa*, amo esta cancióóóón! Nooo chama, se te cayó la cédula.
Todos regresan a la pista de baile.
Se quedan los novios solos en la terraza. Bueno, solos no, les acompaña el Ávila. Desde ese momento y para siempre.
Ciudad de Caracas hecha para Kira.