Nací en el color
Ahí nací yo. En una ciudad con techitos de colores y reflejos verdes en los cristales de los edificios grandes.
Un lugar donde, no me preguntes por qué, el café recién hecho por la mañana huele más rico que en cualquier otro lugar.
La ciudad donde si se te acabó el azúcar y le pides un poquito al vecino, este, además de darte un poco, te invita a un café con arepitas.
La ciudad con el clima perfecto, hasta en los días que llueve luego escampa rapidito.
Cuando estás en ella a veces no sabes si es ciudad o selva. Te confundes todavía más cuando vienen las guacamayas, con sus alas de colores, a saludarte en tu ventana.
Y llega el fin de semana y tus amigos te dicen -Vámonos pa'la playa-. -Si va- respondes tú y en 45 minutos llegas al agua salada y te curas las penas.
Mágica.
Una verdadera obra arte.
Y es que ahora que lo pienso, nací en una obra de arte.